CÁNCER DE MAMA

¿Quieres salir de esta página?

Estás saliendo de la web corporativa de Amgen en España. Amgen S.A. no asume ninguna responsabilidad sobre el contenido, las opiniones o la precisión de la información contenida en la siguiente página.

¿Cómo se diagnostica el cáncer de mama?


El cáncer de mama puede tener síntomas, o no. Por eso es muy importante la prevención y detección precoz a través de diferentes pruebas:

  • Examen clínico de la mama (ECM). Examen de la mama que realiza un médico u otro profesional de la salud a través de la palpación de las mamas y las axilas.
  • Mamografía: es un tipo de radiografía que detecta el cáncer de mama en las mujeres, empleando dosis muy bajas de radiación.
  • Ecografía de mama.
  • Tomografía computarizada (TC o escáner). Utiliza la misma técnica de las radiografías para obtener imágenes de gran precisión y resolución.
  • Imágenes por resonancia magnética (IRM) para las mujeres con riesgo alto de cáncer de mama.

Asimismo, la autoexploración mamaria de manera regular es uno de los métodos que permite detectar cualquier cambio mediante la palpación y el examen visual. ¿Sabes cómo se realiza?


También es importante la fase en la que se diagnostica este cáncer: en el estadio I, la curación es de más del 98% de los casos; sin embargo, en los estadios III y IV desciende al 24%. El tamaño y la extensión del cáncer de mama son algunos de los factores más importantes para establecer el pronóstico de la enfermedad.

En cuanto a las causas que lo producen, todavía no están claras, sin embargo, sí se han identificado numerosos factores de riesgo asociados a esta enfermedad. No obstante, según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), poseer un riesgo mayor para el cáncer de mama no implica la certeza de que se vaya a padecer la enfermedad en algún momento de la vida, sólo indica cierta predisposición.

Entre los factores de riesgo, figuran especialmente los siguientes: ser mujer, tener familiares de primer grado con cáncer de mama, enfermedades benignas de la mama, no haber tenido hijos, el tabaquismo, los tratamientos hormonales para la menopausia o la infertilidad, y la obesidad basada en los hábitos alimenticios (consumo de alcohol y grasas).

Referencias: