Además del impacto en los síntomas, y su tratamiento, existe un importante factor psicológico que puede afectar a la calidad de vida de las personas con PTI, como el miedo al sangrado, miedo a la extirpación del bazo o a posibles complicaciones.
Los cambios en la imagen corporal debidos a la aparición de hematomas, petequias (pequeñas lesiones de color rojo) o al tratamiento con corticoides también tienen un efecto negativo en muchas personas. Algunos de los consejos que pueden ayudar a estos pacientes a convivir día a día con su enfermedad son: